Encuesta ¿Estás conforme con tu barrio?

Los siguientes gráficos están basados en una encuesta realizada a los vecinos de Villa del Parque.






Murga los “magníficos de villa del parque”


Para fines del 2007 se acerca Claudio Pereyra a charlar, de forma informal, con Damián Rodríguez con la idea de armar o re-armar la murga de la escuela. Claudio le comenta el interés de algunos docentes (Leticia Pietrantonio- directora del nivel inicial) por el proyecto. Damián se muestra interesado y acuerdan seguir charlando el tema.

A principios del año siguiente, Damián y Leticia se juntan para empezar a dar formato al proyecto con un firme apoyo de Tito Stein (director general). Damián presenta el proyecto escrito y este es aprobado por el comité pedagógico al mes siguiente. Se comenzó con la publicidad vía cuadernos de comunicados, carteles y pagina web del colegio.

Los ensayos se programaron para los martes de 19 a 21 hs. Se convoco de forma procesual a los alumnos del nivel secundario, y primario según los grados. Para fin de ese año y, coincidiendo con los festejos del “centenario” del barro, fuimos convocados como única murga para realizar nuestro espectáculo. También nos presentamos en la “feria anual del colegio” y realizamos unas muchas invitaciones de instituciones barriales con un gran interés y orgullo por lo logrado en tan poco tiempo

¿Quiénes participan del taller?

Este año hemos convocado a padres y madres de la comunidad educativa y nos queda por incorporar a los niños del nivel inicial.

Hoy participan del taller:
• Nivel secundario
• Nivel primario
• Padres y madres
• Ex alumnos

¿Cada cuanto ensayan?

De abril a diciembre. Todos los viernes de 18.30 a 20.30 hs

¿Realizan alguna muestra?

Para fin de año, se realizaran las mismas del años anterior mas las invitaciones a otras instituciones.
¿Tuvo éxito el taller?

Yo pregunto: ¿Cómo se mide el éxito de un taller? ¿Se tiene en cuenta únicamente la variable numérica?
El primer año se incorporaron alrededor de 40 participantes. Este año se duplico ese número teniendo el agrado de tener a “familias enteras” aprendiendo y jugando dentro del maravilloso mundo de la murga. Como destacable se pueden mencionar a los padres que vienen a aprender con sus hijos y a hijos que le enseñan a sus padres a bailar y a tocar.
Por eso destaco algo mas allá de la variable numérica que tiene que ver con el compartir, el aprender y la diversión, dejando de lado condicionantes sociales como la edad, los prejuicios, el género, entre otros.

¿Cómo repercutió en los chicos?

Más allá de la convocatoria numérica, todos los participantes como los familiares, vecinos, instituciones y miembros de nuestra institución se encuentran muy contentos y felices de haberse “jugado a jugar” en este proyecto.

Destaco que algunos de los alumnos de 4to año se compraron sus instrumentos propios y han salido en el carnaval porteño 2009 organizado por el gobierno de la cuidad dentro del circuito adicional con la “agrupación murguera atacados por la santa risa”. El proyecto esta dando sus primeros pasos y seguramente falta mucho por hacer. Igual estamos muy contentos.

Pasen y Lean - La columna de Román


Es la quinta o sexta vez que intento escribir algo interesante para la columna, algo que pueda ser publicado sin problemas, algo que integre a la comunidad escolar porque, en definitiva, a ustedes me estoy dirigiendo y más allá de que seguramente exista un ser humano tras el cargo (de rector, de madre, de padre, de profesor, de alumno o lo que fuere) me es imposible hablar de política, de sexo o de lo estúpido que me parece Ricky Maravilla, por el simple hecho de que todos estamos cumpliendo nuestro papel y a ninguno de nosotros nos reúnen los temas antes mencionados (aunque es posible que el de Ricky Maravilla sí). Teniendo en cuenta todas estas limitaciones, existen otra infinidad de temas que sí, podemos tratar sin problema alguno, sería genial encontrar esa otra infinidad de temas. Pero entonces, sigo intentando...

“¿Y por qué no hablas de la lectura?” me dijo ya hace un tiempo Viviana Ford, mi profesora de Periodismo y Lengua. La pregunta todavía queda sonando en mi cabeza. Yo no soy un gran lector, no soy una persona que lea con voracidad. Sin embargo y a pesar de lo que acabo de decir, es una tarea que a mi me da placer. Convengamos que el acto de leer no es muy complejo, según la Real Academia Española consiste en: “Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados”. Leer un cartel de colectivo, una publicidad, el precio de un alfajor, es una cuestión que nos resulta absolutamente simple. Gracias a las condiciones en las que, por suerte, todos nosotros vivimos, el analfabetismo nos resulta ajeno.

La cuestión comienza en la primaria y se pone un tanto complicada. Desde el momento en que se van sumando letras, oraciones, párrafos... ¡Auxilio! Comienzan a aparecer esos tediosos, horribles y asquerosos manuales, ese montón de cosas escritas en el pizarrón, esa maldita profesora que nos grita y nos amenaza con su aguda voz: “¡Copia! ¡Copia porque borro!”. Más tarde, una vez que aprendimos a escribir, la tortura continua ¡Y de qué manera continua! Aprendemos a leer en voz alta, y no vaya a ser cosa que leas lento o cortado, por qué de eso se iba a enterar la directora, también componemos textos con títulos sumamente brillantes como “La vaca”, “Qué linda es mi mamá”, entre otros baluartes de la literatura. Las terribles faltas de ortografía... Que si b, que si v, que si s, c, z y qué se yo; y los acentos... Para qué los acentos, qué son ese montón de rayas inútiles, esas comas mal puestas. Cada vez que la maestra decía, con su pasma sepulcral digna de una hiena asesina: “Dictado o lectura” yo desde mi pupitre sollozaba “¿Por qué, por qué a mí, si yo no les hice nada?”. Lengua, definitivamente no era lo mío.

En la secundaria, las cosas dieron un giro de ciento ochenta grados “Lengua” no era solo Lengua sino también era Literatura. “Nos vemos de nuevo porquería” recuerdo haber dicho la primera clase, ¡Qué equivocado que estaba! Tarde muy poco, muy poco, en darme cuenta. Al mes de comenzado el ciclo escolar, fuimos cruelmente obligados a leer. Llegue a mi casa con la más profunda de las indignaciones, miré la tapa del libro con desprecio y lo abrí con la única idea de aprobar la materia. Pero fue todo tan distinto, esas páginas tenían palabras, no eran un montón de letras, no ahora no. Pasar las páginas, los capítulos, los días; en “El diario de Adán y Eva” contada por Mark Twain, resultaba tan ameno. Viví la historia, puedo jurar haber estado en el Edén con ellos, me reí de Eva con Adán, de Eva con sí misma y finalmente me entristecí con Adán y su soledad. Las cosas habían cambiado señores, no era tan terrible leer, era incluso lindo. Lengua, raramente, dejó de ser una porquería y leer se había convertido en una de mis actividades predilectas.

Cambia, todo cambia, cuanta razón tenía el chileno Julio Numhauser (versión popular interpretada por Mercedes Sosa). Ese montón de hojas nos llevan a lugares inhóspitos, nos invitan a la casa de aristocráticos señores, nos hacen vibrar, nos hacen reír, nos hacen llorar, nos hacen sentir. Y ese montón de papeles con palabras, con puntos, con comas y con acentos más que útiles; son el pasaje que nos hace partícipe de cada historia.

Román A. Bonanni
Revista IdEAs: La revista digital de los alumnos de Comunicación del Instituto Evangélico Americano de Villa del Parque